martes, 16 de mayo de 2017

Relato ganador del segundo premio del Concurso Literario (Nivel 2)

"SOMBRAS DEL BOSQUE"
Autora: Natalia Martínez Ibáñez (1º BA)

Corre.
Huye.
Escóndete.

Mis piernas ardían por el esfuerzo, pero sabía que no debía parar, sabía que algo me seguía y que no estaba demasiado lejos. Me sequé las lágrimas con la manga de la sudadera al tiempo que intentaba apartar las imágenes que minutos antes había presenciado. ¿Qué demonios era eso?

Intente situarme, decidir a donde me dirigiría. No quería poner a nadie en peligro. Esa cosa no podía contenerse, no podía ser reducida. Giré a la derecha, luego otra vez, y finalmente, a la izquierda. Tenía claro a donde ir. “Sabes que es el peor sitio.”

Seguí corriendo. Me agaché para poder pasar por el hueco de la verja y continué. Sentía la adrenalina correr por mis venas. Quizás ese fue el motivo de que no reparase en la herida que me había hecho en el brazo hasta poco después, cuando me encontraba tratando de escalar el árbol que había estado presente en muchos de los momentos de mi infancia. Llegué hasta lo más alto y me pegue lo máximo que pude a su corteza. Me quedé callada, aguantando mis quejas por el ardor que desprendía mi brazo. “¿Y ahora qué genia? Estás muerta”

Un rayo cayó en las lindes del bosque. Después, oí las plantas mecerse con el viento. Me puse alerta,en esa zona jamás hacía viento. Sabía que estaba cada vez más cerca porque era cada vez más difícil apartar de mi mente esas imágenes. Cerré los ojos unos instantes, tratando de recordar otras cosas, pero no pude.

Todo se había esfumado. Todo, menos el horror.

Al volver a abrirlos, lo vi delante de mí. No era un hombre o una mujer.  Era algo totalmente diferente. Desafiaba cualquier ley lógica. Parecía que no era sólido, ni líquido, y, por estúpido que suene, tampoco era gas. Era como una sombra, algo que no pertenecía a este mundo, como sacado de los cuentos de terror infantiles. Alargó lo que supuse que era su mano, invitándome a ir con él. Intenté evitarlo pero, de golpe, volví a verlo todo, tal y como si lo estuviese viviendo otra vez.

-Mamá, ya estoy en casa- El silencio por respuesta.

-¿Dónde estás?¿Papá? ¿Peque?- El nerviosismo.

-¿Q-Qué es esto?- El miedo.

-¡NO! ¡NO POR FAVOR!-El horror.

Grité que parase, que me dejase en paz, no podía dejar de llorar. Veía sus cuerpos sin vida delante de mí. Sus caras marcadas por el terror que vivieron antes de acabar de esa forma. Mi madre abrazando a mi hermana. Tratando de evitar que ella corriese el mismo destino.

Pregunté a la sombra que qué quería, que por qué lo hacía. Como única respuesta, volvió alargar su brazo. Dirigí mi mirada al lugar donde supuse que estarían sus ojos. Tenía la cabeza ladeada, y se acercó un poco más a mí. Estuve a punto de aceptar su agarre, de abandonarme e ir a donde me mandase. No me quedaba nada, no había razón por la que luchar.

Entonces escuché el ruido de varias sirenas y supe que les habían encontrado. Ahora mismo habría un montón de policías alrededor de sus cuerpos, preguntándose qué había pasado, quizás incluso se les pase por la cabeza el que yo hubiese tenido algo que ver puesto que no me encontrarían allí. Quizás, cuando descubran mi rastro de sangre, llegarán hasta aquí y me hallarán de la misma forma que ellos.
Me puse de pies, tratando de estar a su altura. Le volví a mirar y levanté mi brazo herido poco a poco“Por lo menos todo habrá acabado”. Una última lágrima resbalaba por mi mejilla. Estaba lista. Algo en mi interior me lo decía.

-¿Tati?

Giré mi cuerpo en menos de medio segundo y me lancé hacía un hueco en la corteza. “¿Cómo?”. Allí tenía un walkie, uno que traje hace un par de años para poder comunicarme con mi hermana. “No puede ser”

-¿Alice? ¿Alice eres tú?

-¿Qué ha pasado, tati?

Al volverme, la sombra se había marchado.

-Enseguida voy, peque. -Dije entre sollozos. –Solo…Solo espera un poco.



No hay comentarios:

Publicar un comentario