Crónica, fotos y vídeos de la actividad realizados por Marco Valiente y Ovidiu Honorio Ungur (2º B)
Hoy, jueves 25 de mayo, nos preparamos para la
excursión. Hay un gran revuelo entre el alumnado dado que estamos en el primer
recreo, tiempo usado para desahogarse de las 2 horas anteriores.
La primera escultura que visitamos es una escultura que
representa una montaña de una obra de José María de Pereda. Es posible que
fuera por alguno de sus libros, aunque ese nombre es ciertamente famoso e
importante.
A continuación nos dirigimos al templete de los jardines de Pereda, célebre
por su acústica, y sus vistas al centro Botín. Tenemos unas buenas vistas desde
el templete. Si miras hacia el noreste, veremos el banco de Santander, una
estructura gigante, si miras al oeste se verá la escultura de Pereda, y, si
miras al sur se verá el mar. El suelo es de baldosas de color azul. Tiene
algunas alcantarillas que no tienen aberturas, es decir, sirven únicamente para
la circulación de agua.
También en los Jardines de Pereda está la fuente dedicada a la escritora cántabra Concha Espina:
Estamos en el puerto y vamos a empezar a leer. Parece ser que la primera
parada en el puerto será el muelle. Ahora vamos a oír a otros compañeros que no
desean que les grabe con argumentos sin sentido y que amenazan con denunciarme.
A medida que vamos avanzando, vamos leyendo textos que suelen resultar
interesantes. El principal problema que tengo al grabar son las molestias que
me ejerce el público, que está ocupando el mejor sitio para grabar.
Después de una larga y cansada caminata por cerca del puerto, nos ponemos a
hablar sobre otro escritor de Santander llamado José Hierro.
José Hierro nació en Madrid en 1922, aunque la mayor
parte de su vida la pasó en Cantabria, puesto que su
familia se trasladó a Santander cuando José contaba apenas dos años. Allí cursó la carrera de perito
industrial, pero se vio obligado a interrumpirla en 1936, al comienzo de la Guerra Civil
Española.
Monumento a José Hierro en Santander. |
Al finalizar la guerra fue detenido y encarcelado por pertenecer a una
"organización de ayuda a los presos políticos", uno de los cuales era
su propio padre, Joaquín Hierro, un funcionario de Telégrafos que el 18 de julio de 1936 interceptó el cable con que la Capitanía Militar de Burgos quería
sublevar a la guarnición de Santander, pagándolo con la cárcel. Su hijo también
fue a prisión por sacar información de la misma cuando lo visitaba. Pasó cinco
años encarcelado y fue liberado en enero de 1944 en Alcalá de
Henares. Hasta 1946 vivió en Valencia. Allí, en el Café El Gato Negro, participó en una tertulia literaria a la que asistían [Ricardo Blasco], Angelina Gatell, Alejandro y Vicente Gaos, y Pedro Caba Landa, entre otros. Desempeñó entonces diversos oficios pane lucrando. En 1948, en el Diario Alerta de
Santander, hizo su primera crítica pictórica, sobre la obra del pintor burgalés Modesto Ciruelos (íntimo amigo que falleció también en 2002), labor que continuó
ejerciendo en distintos medios de comunicación, especialmente en Radio Nacional
de España y el Diario Arriba de Madrid. En 1949 contrajo matrimonio con María de los Ángeles Torres.
Fundó la revista Proel, junto con Carlos Salomón y hasta 1952 dirigió las publicaciones Cámara de Comercio y Cámara Sindical Agraria, para
instalarse al fin en Madrid, donde reanudó su carrera de escritor. Trabajó en
el CSIC y en la Editora Nacional. Colaboró en las revistas poéticas Corcel, Espadaña, Garcilaso. Juventud creadora, Poesía de España y Poesía Española, entre otras.
Participó en los Congresos de Poesía de Segovia, (del 17 al 24 de junio de 1952)
y Salamanca (5 de julio de 1953). En 1995 es nombrado Doctor
Honoris Causa por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de
Santander. Además en 1998, recibe, como reconocimiento final a su grandísima
carrera, el Premio Cervantes. Fue elegido miembro de la Real Academia
Española en 1999. En 2002 es nombrado también
Doctor Honoris Causa de la Universidad de
Turín.
Fallece el 21 de diciembre de 2002 a los 80 años de edad en Madrid. Sus
cenizas se honran en el Pabellón de Santanderinos Ilustres situado en la
entrada del Cementerio
de Ciriego de la capital cántabra desde el 28 de marzo de 2003.
José Hierro poseía la curiosa superstición de no poder escribir nunca en
su propia casa; era normal verlo en la cafetería de Avenida Ciudad de
Barcelona, en Madrid; en ella y en otros cafés escribió toda su obra. Era sin
embargo un trabajador lento y minucioso: algunos de sus poemas tardaron años en
encontrar la forma definitiva.
Esa es su apasionante historia. Aunque vemos su escultura, pasamos de largo
y leemos sus poemas junto a la escultura de Gerardo Diego, otro escritor de
nuestra ciudad.
Gerardo
Diego nació el 3
de octubre de 1896 en Santander. Fue alumno de la Universidad de Deusto donde estudió la carrera de Filosofía y Letras, y
donde conoció a quien sería después un amigo esencial en su vida literaria, Juan
Larrea. Finalizada la carrera, se doctoró en Madrid. Desde 1920 fue catedrático de Lengua y Literatura en
institutos de Soria, Gijón, Santander y Madrid. En Santander dirigió dos de las
más importantes revistas del 27, Lola y Carmen.
Fue uno de los principales seguidores de la vanguardia poética española, y en
concreto del ultraísmo y del creacionismo. En 1925 obtuvo el Premio Nacional de
Literatura.
Elaboró las dos versiones de la famosa Antología de poesía que dio a conocer a los
autores de la Generación del
27. Como profesor, dio cursos y
conferencias por todo el mundo. Fue además crítico literario, musical y taurino
y columnista en varios periódicos. Se casó en el año 1934, y al año siguiente
se traslada como catedrático al Instituto de Santander. Su tarea poética se
sigue completando con sus estudios sobre diferentes temas, aspectos y autores
de la literatura
española, con su labor de conferenciante y
su destacada crítica musical, realizada desde diferentes periódicos.
La Guerra Civil estalla cuando se halla de vacaciones en Sentaraille (Francia). A diferencia de gran parte de sus compañeros, Gerardo Diego tomó
partido por el bando sublevado y permaneció, por tanto, en España al finalizar
la misma. Finalizada la contienda, se traslada al Instituto Beatriz Galindo de
Madrid, en el que permanecería hasta su jubilación. Durante la guerra y la
posguerra, son además frecuentes en la obra de Diego los poemas políticos en
defensa de los sublevados y de los voluntarios falangistas de la División Azul.
Desde 1947 fue miembro de la Real Academia
Española. En 1956 obtiene el Premio Nacional
"José Antonio Primo de Rivera" por su obra "Paisaje con
Figuras". En 1979, se le concedió el Premio Cervantes el cual curiosamente resultó ser la
única vez en que se premió a dos personas en un mismo año (el otro premiado fue
el argentino Jorge Luis Borges). Murió el 18 de Julio de 1987 en Madrid a los 90 años.
La tercera parada la hacemos en un
lugar donde nos avisan de que vamos a ver la estatua de José de Río Sainz, conocido
popularmente como Pick, el seudónimo que utilizaba en sus escritos (aparte de El Peatón o Juan del Mar, entre otros).
Pick fue navegante, periodista y
gran poeta del mar. Fue nombrado Socio de Honor del Ateneo de Santander. En 1925 recibió el premio Fastenrath de la Real Academia
Española por su libro Versos del mar y
otros poemas, y asimismo la Federación Nacional de Asociaciones de Prensa de
España le eligió Periodista de Honor.
Un
compañero nos cuenta que cuando los marineros llegaban antaño a aquella isla
salían a cazar y a veces alimentarse de las palomas que allí había.
Así
finaliza nuestra travesía y lecturas de poesía en Santander, una emocionante
salida del centro IES las Llamas que le recomiendo a casi todo el mundo sin
dudarlo.
¡FIN!
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