Esta
semana, al salir de una conocida tienda de electrónica que todos conocemos, me
fijé en que los clientes llevaban bolsas en las que ponía el siguiente mensaje:
“La felicidad está en tu mano”. Ese fue el motivo por el que elegí este tema para
mi artículo.
Yo
pienso que uno de nuestros principales objetivos en la vida es la búsqueda de
la felicidad, y esto lo aprovechan las empresas de publicidad para animarnos a
comprar, buscando que asociemos el tener cosas con ser más felices. De hecho,
la propia RAE define la palabra “felicidad” como “el estado de ánimo que se
complace en la posesión de un bien.”
Nosotros
buscamos estar felices en todo momento, con el estrés que esto genera al tener
las expectativas o las metas tan altas. No aceptamos que se puede ser feliz sin
tener lo mejor. Basamos nuestra felicidad en tener el mejor móvil, la mejor
ropa, el mejor aspecto físico, las mejores vacaciones, las mejores notas…, y
esto lo llevamos a nuestro escaparate: las redes sociales. Esta imagen de
felicidad la llevamos a nuestros perfiles de Internet, donde tenemos un montón
de seguidores a la mayoría de los cuales no conocemos, pero a los que tenemos
en consideración. Sus “likes” son importantes para nuestra felicidad. Es la
opinión o el juicio que hagan los demás sobre nosotros lo que nos causa
felicidad o disgusto, no la situación en sí. Nos preocupamos más por tener lo
mejor, que por sentirnos mejor.
Estar
felices es una parte importante de nuestras vidas pero creo que en la vida hay
más cosas: esfuerzo, superación, tristeza, pena, alegría, risas, llantos,
frustración, enfados, etc. Tenemos que vivir con lo que esto supone y si
tenemos momentos de alegría y de risa mucho mejor, pero no una felicidad basada
en lo superficial, es decir, en esa sonrisa que busca seguidores pero no es
sinceramente sentida en muchas ocasiones.
Si
prestamos un poco de atención, no hace falta mucha, nos podemos dar cuenta de
lo metidos que estamos en las redes sociales. Nos apartamos de la vida real y
queremos mostrar nuestra mejor imagen, y nuestros mejores momentos. Pero, ¿es
esto realmente nuestra felicidad? ¿En realidad somos felices o sólo sonreímos
para la cámara? ¿Estaríamos dispuestos a mostrar otros aspectos de nuestra vida
en las redes?
En
la vida la felicidad no es un espectáculo permanente como queremos mostrar en
las redes sociales. La felicidad auténtica va y viene, dura más o menos. El
resto del tiempo trascurre viviendo y aprovechando las cosas normales que
surgen cada día. En las redes nos conocen muchos seguidores, pero conocen una
imagen manipulada de nosotros, la imagen que hemos elegido mostrar, y, en la
mayoría de los casos, existe una marcada diferencia entre lo que somos y lo que
aparentamos ser.
Este
es mi punto de vista, pero os dejo una pregunta abierta a la reflexión: ¿Dice
vuestro perfil realmente cómo sois? ¿Somos todos tan felices como parece en
Internet?
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