Pues
eso. Mucho se ha hablado en los últimos días de cómo conseguir que Cataluña
vuelva a sentirse parte de la nación española como única solución al actual
conflicto entre la Generalitat y el Gobierno Central. Todo esto se ha dicho sin
tener en cuenta un aspecto fundamental de la crisis catalana, y que muchos de
los representantes políticos parecen haber pasado por alto: Cataluña es,
ateniéndonos a la definición de la Real Academia, una nación.
En
ciertas tertulias y debates, donde se ha expuesto el argumento arriba
mencionado, se ha podido oír, en numerosas ocasiones, el contraargumento de que
ese sentimiento de nación es debido al adoctrinamiento que se ha ejercido sobre
la población en las últimas décadas. A las personas que dicen esto les
respondería que buscasen los resultados de, por ejemplo, ERC (Esquerra Republicana
de Catalunya) o cualquier otra formación nacionalista catalana durante la 2ª
República, o que se informen sobre la Declaración de Independencia de Cataluña
de octubre de 1934. Con esos antecedentes solo creo poder decir que, si bien la
enseñanza puede haber jugado un cierto papel en el apoyo al independentismo,
este existe desde hace más de 80 años, y no ha sido, precisamente, una
ideología política minoritaria durante su existencia.
Volviendo
al tema inicial, en mi opinión, la actuación de Moncloa respecto a las aspiraciones
surgidas en el Palau de la Generalitat no podría haber sido más equivocada.
Dejando de lado todo lo ocurrido durante el día del referéndum del 1 de
octubre, la decisión de activar el artículo 155 de la Constitución ha sido de
lejos la peor decisión que puede haber tomado el Gobierno. Hoy, jueves 19 de
octubre se tomará la decisión final sobre la aplicación de esta medida.
Si se opta por la vía de tomar el control de solo ciertas instituciones de la Generalitat la independencia de Cataluña será un hecho en cuestión de años, aunque no muchos. Pero, si bien, se opta por intervenir totalmente la Generalitat y suspender la autonomía se abren varios escenarios posibles, aunque todos pasan por la independencia en un espectro temporal de tan solo semanas o meses. Si el 155 se inicia con su devastador poder al máximo, no descartaría la opción de que se produjeran unas protestas de dimensiones nunca vistas hasta ahora, con su consiguiente movilización popular, que en última instancia podría llevar a la independencia de Cataluña.
Si se opta por la vía de tomar el control de solo ciertas instituciones de la Generalitat la independencia de Cataluña será un hecho en cuestión de años, aunque no muchos. Pero, si bien, se opta por intervenir totalmente la Generalitat y suspender la autonomía se abren varios escenarios posibles, aunque todos pasan por la independencia en un espectro temporal de tan solo semanas o meses. Si el 155 se inicia con su devastador poder al máximo, no descartaría la opción de que se produjeran unas protestas de dimensiones nunca vistas hasta ahora, con su consiguiente movilización popular, que en última instancia podría llevar a la independencia de Cataluña.
Lo
que pueda pasar en los próximos días o semanas en España es posible que defina
la política futura de nuestro país por décadas. Quién sabe si los eventos que
están ocurriendo en Catalunya podrán tener un efecto contagio en Euskadi, que
en los últimos años ha tenido una cierta tranquilidad que podría verse turbada
por los eventos próximos. La pelota está en el tejado del Gobierno Español.
Esperemos que no cometa ninguna irresponsabilidad, y no active el 155. Por el
bien de España y, por supuesto, por el bien de Catalunya.
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